El espacio dedicado para la literatura infantil de la biblioteca se ha convertido en una zona de regulación sensorial, un prerrequisito clave tanto para la lectura como para el aprendizaje
Reconfiguración del espacio, dividiéndolo en diferentes zonas permitiendo diferentes usos.
Inclusión de señalización visual, al etiquetaje de los libros.
Normas inclusivas, con apoyos visuales favoreciendo la comprensión de todo el alumnado.
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